Un renacer poético

Por Milagrosa Romero Samper

Una breve mirada permite concluir que, si algo caracteriza la poesía rusa actual, es su extraordinaria vivacidad y su carácter multiforme. Tras la caída del régimen soviético han aflorado a la superficie esas corrientes rebeldes al encauzamiento y que siempre estuvieron ahí. La escena cultural rusa se anima con la energía de antaño, y saca el máximo partido de los nuevos marcos y centros de reunión. Bibliotecas, librerías, cafés, galerías de arte, museos están en continua efervescencia, y señalan de paso ese carácter múltiple de la poesía rusa actual.

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Librería “El orden de las Palabras” en la Fontanka, San Petersburgo, durante la presentación de la primera edición de la obra del poeta vanguardista Bakhterev. Verano de 2013

Múltiple porque, pese al predominio de Moscú y San Petersburgo, no hay un solo centro, las provincias también tienen una importante vida cultural (Ekaterimburg, Perm, etc.), y los diferentes núcleos no están aislados, sino en continua relación. Múltiple también porque en cada autor se cruzan tendencias y formas de arte diferentes. Una misma persona cultiva sin problemas la sound poetry, la poesía tradicional, la música, el dibujo o las nuevas formas de arte electrónico. Las fronteras entre las artes, como corresponde a la época postmoderna (y ningún sitio se presta tanto a lo postmoderno como la postsoviética Rusia) se hacen borrosas y porosas, se difuminan en la neblina de los grandes ríos y canales, en la que desprende el manto de escarcha o de nieve que en el interior cubre las estepas. No hay ya normas, no hay maestros, por fin son todos realmente libres e iguales, y con entusiasmo e imaginación todos participan con alegría en lo que es una fiesta continua de la poesía y del arte.