Poetas representativos de Dúšok jedu
Por Petra Pappová
Eran “hijos del Partido”, los que jugaban en los tanques a ser partisanos, con ocho años de vida pronunciaron sus votos de pionero sin saber lo que significaba, todos aprendían el ruso y soñaban con que los burócratas les permitieran veranear en Yugoslavia. Hicieron tintinear sus llaves en las plazas el 17 de noviembre de 1989 dando pie a la Revolución de Terciopelo. Allí murió el régimen y nació la promesa de la democracia. Con ella se abrieron las puertas a nuevas influencias y oportunidades. El comunismo les había negado la educación que merecían, pero sin duda tuvieron una vida intensa. No sabían quiénes eran y buscaban encontrarse.
Ya los años anteriores a la revolución pronostican un movimiento poético con fuertes raíces generacionales que destacan por un pluralismo estético. Para esta edición nos gustaría destacar el grupo de poetas, casi todos nacidos en la década de los sesenta, cuya obra recoge en la antología Un trago de veneno (Dúšok jedu, Ars Litera, 1997) uno de ellos, Peter Maczovszky. Lo que une a todos estos poetas es su voz fresca y joven, íntima y sincera, contestataria e intransigente. El estilo de cada uno es diferente. Desde claros homenajes a los clásicos a poemas más rupturistas, llenos de ironía, juegos de palabras y experimentalismo. El título de la antología, prestado de un poema de Rimbaud, promete acercarnos a unos autores incómodos, áridos y ásperos.
De los diecinueve poetas y prosistas de la selección de procedencia hemos elegido a tres de ellos cuya literatura condensa el crisol de voces de la poética que supuso aquella generación.